Se agrava el problema de los metales pesados en los pescados.
Ya hace tiempo surgió una sicosis en los menús escolares que deberían eliminar la perca y la panga por presencia de metales pesados. Se quiso eliminar estas dos especies de los menús escolares para evitar problemas en la salud pública pero hay que saber que estos dos pescados no son los únicos con posible presencia de metales pesados.
Actualmente se han detectado mucho mares con presencia de metales pesados ya que, no se está cuidado el medio ambiente como se debería y muchas veces, la acción humana con fines empresariales se olvida de los efectos secundarios. Se sabe que por ejemplo el mar Baltico está lleno de plomo, esto implica que el pescado que viva por la zona o entre en contacto con estas aguas durante su viaje de migración, acumulará en su organismo plomo. El plomo es un metal pesado que afecta negativamente a la salud de la persona humana.
Antiguamente las tuberías de agua eran de plomo y cuando se descubrió la afectación mortal en la persona humana que consumía agua con restos de plomo, las agencias competentes de salud y medio ambiente indicaron por ley, la no construcción de tuberías de plomo y la sustitución de las mismas.
Pero esta incidencia es tan solo un ejemplo de mar contaminado y aquí no solo viven percas y pangas, con eso quiero decir, que la toxicidad de metal pesado no viene definida tanto por la especie de pescado sino de su origen.
Si se quiere realmente prevenir en la ingesta de metales pesados y/o reducir su ingesta al mínimo, es necesario preguntéis el origen del pescado. Contra más pequeño y cercano de nosotros sea el pescado, menor será su cantidad en metales pesados o más improbable será la presencia de este toxico.
Padres de escuela / empresas de catering, informaros del origen del pescado que es dónde realmente hay los riesgos de presencia de metales pesados. Y consumidores, ya tenéis derecho a conocer el origen del pescado que compráis en la pescadería, el 13 de diciembre de 2014 entró en vigor el reglamento europeo 1169/2011 que obliga a informar al consumidor de forma clara y detallada de lo que se está comprando.
